Ya no queremos cultivar
Una mini-historia de dopamina, recompensas inmediatas y construir proyectos con 'alma' en forma de reflexión 'dominguera'
Empieza el 2025. Un año nuevo por delante. Otra oportunidad para seguir dando tecla y desarrollando textos con calma.
El enfoque de la newsletter de hoy ha cambiado varias veces.
En un primer momento, debido al “relax” con el que me he tomado los primeros días de enero1 pensé en compartir por aquí un listado ‘simple’ con algunas recomendaciones, “ejercicios” y reflexiones para empezar este 20252.
Con una segunda pensada y después de llevar algunas semanas observando todo lo que se comparte en la sección de notas de Substack3 modifiqué el título de la misma, al menos en mi cabeza, a centrados en las métricas. Este cambio vino debido a la cantidad de contenido, comentarios, autobombo y demás cosas que estoy leyendo y que están cien por cien centrados con ‘cómo crecer, o hacer crecer, el número de suscriptores/seguidores, ya sean tuyos o de lo que escribes, que mucho me temo que se busca más lo primero que lo segundo4.
El tercer y último cambio vino por dos de esas cuestiones de azar que hacen que algunas cosas parezcan conectadas, pero probablemente sean fruto de la mera casualidad. Hoy tenía intención de escribir por la mañana5, pero un cambio de planes con mi pareja hizo que tuviera que posponerlo hasta la tarde. Ese cambió de planes supuso hacer otro plan, un plan que solemos hacer de vez en cuando desde hace unos seis o siete meses, no recuerdo la fecha exacta: ir a comprar plantas y hortalizas que plantar en un micro-huerto, a un vivero cerca de casa.
Esa cuestión de azar, hizo que al volver del vivero me pusiera a plantar la nueva ‘cosecha’6 y que mientras lo hacía, me pusiera un podcast de fondo. El podcast en cuestión fue
de 7 y más concretamente un episodio bastante reciente en el que habla con Javier Recuenco (experto en CPS [Complex Problem Solving] que también te he recomendado por aquí)Ahí estaba yo, en mi micro-huerto, con mi mini-palito (todo muy de Play Mobil) mientras escuchaba la conversación de Joan y Javier ¿Sabes ese momento en el que escuchas algo y parece que te están hablando a ti? Sí, ese momento que a veces pasa en las pelis donde uno de los protagonistas mira a cámara y dice: ¡Ey! Sí, tú, es a ti, esto que está pasando va contigo. Pues esa fue la sensación durante gran parte de la conversación y es lo que le ha dado título a esta newsletter: Ya no queremos cultivar
Sobre el episodio en sí, no te voy a hacer spoiler8, pero si a decirte que se habla de un montón de temas interesantes, como jugarte la piel (mentando al libro de Nassim Nicholas Taleb), el nihilismo o la necesidad de la recompensa inmediata, algo que sí que está relacionado con la reflexión de hoy.
Si recuerdas el segundo punto que te ponía más arriba, el tema de las notas de Substack, hace unos meses escribí una newsletter que estaba relacionada en gran medida con este fenómeno: Es por tu ego y lo sabes. Por allí apelaba, sólo en una pequeña parte, a esa señalización que necesitamos y que necesitamos, además, que esté representada en números, algo en plan: ¡Ey! Mira que chachi soy, ya pase los 100, 1.000, 10.000 y 1.000.000… sigue sumando hasta dónde quieras.
Entiéndeme bien, no tengo nada en contra de los datos ó de los números, profesionalmente me dedico a la estrategia y ahí, la expresión dato mata relato es la reina. El problema viene cuando el dato per sé se transforma en el objetivo y todo gira en torno a eso. Me da igual que sea el número de seguidores, de aperturas, de comentarios… Si tu objetivo con lo que estás haciendo se centra solamente en eso, parafraseando una de las frases que Javier Recuenco dice en Kapital: estás creando algo sin alma. Y las cosas ‘sin alma’, tienen tendencia a durar poco o a desaparecer rápido desde que el ‘viento cambia un poco’, ya me entiendes.
La última parte de la reflexión de hoy, y no te preocupes si algo que te interesa, que escribiré más sobre ello, es la parte relacionada con el título y con las recompensas inmediatas.
He hablado de esto en múltiples ocasiones y no creo que nadie se tire las manos a la cabeza si te digo que vivimos en un mundo que está alimentado, al menos en gran medida, por la dopamina constante. Recibimos tanta, que tenemos a nuestro sistema límbico más perdido que un pingüino en el Sahara.
Ese exceso de dopamina9 es el responsable de que cultivar ya no tenga sentido. Parar, esperar con calma a los ciclos de las cosas, reflexionar, aburrirnos o simplemente no hacer algo concreto, se castiga en la sociedad del cansancio10 y lo enganchó, además, con otra de las cosas que comentaban el podcast: “Ya no se construye con un sentido de permanencia, calma o para hacer cosas que perduren, se construye con una métrica concreta y un valor determinado […] y cuando eso falle, puede que te quedas en un estado dónde todo esté carente de sentido”
Hilar todo esto me ha llevado, también, a reflexionar más profundamente sobre lo que estamos construyendo con Pueblos Remotos, algo sobre lo que he reflexionado (bueno y hemos reflexionado todos los que estamos dentro) estos últimos meses: “Hay personas que han construido algo que ha funcionado cuando ellos ya no estaban, o que han visto su vida caer en la desdicha por seguir apostando por cosas que sólo ellos veían” ¡Joder! Esa me dio en el estómago de lleno. Pero en el fondo, en eso consiste también cultivar, una palabra que relacionamos visual y mentalmente con la agricultura, algo que además está muy bien tirado, pero que también tiene que ver con ‘cultivarnos’ y ejercer cambios en nosotros mismos, cambios que podemos transmitir a otros y que podemos hacer que perduren en el futuro.
Que bonito, y que tonto por mi parte, es darme cuenta de que una de las palabras que mejor representa algo que hacemos desde este proyecto en el que meto tantas horas, es cultivar.
Y para cultivar, como siempre le escuchaba decir a mi abuelo, hace falta observar, paciencia y aprender de la naturaleza.
Otras flipadas
Como te escribía arriba del todo, no quería dejar pasar la oportunidad de compartir algunos recursos contigo por aquí, cosas que creo que pueden serte de utilidad para empezar este 2025 con mejor pie.
Todos los años desde hace más de diez años me todo la entrada al nuevo año con un ejercicio de reflexión del año que se va y de preparación para el año que entra. Pero, desde hace dos años utilizó un sistema concreto: “Year Compass”, un documento (bajo licencia Creative Commons gratuita) que te ayuda a registrarlo todo y poder revisarlo después con calma. [Bonus track: este año me he currado una plantilla en Notion para poder ‘pasarlo todo a limpio’ y tenerlo controlado en la nube. Si la quieres, escríbeme por aquí y te la paso sin problema]
Este es el segundo año que hago un ‘recap’ con las recomendaciones de libros, charlas, podcast y otras cosas que hacen las personas que se pasan por Pulsa el Botón, así que sin más, te dejo por aquí el Recap de 2024.
Hace poco más de una semana (y en relación con una de las cosas que hablé con David Alayón) descubrí este recurso en LinkedIn: Buenas noticias 2025 by Kiko Llaneras, una web que recoge 45 cosas buenas que han pasado en el año que dejamos atrás.
Ya que estoy dando la turra con el podcast, aprovecho para decirte que en nada empiezo con la tercera temporada y que esta vez, sí que sí, voy a aprovechar mucho mejor los contenidos de esas conversaciones, tanto para el propio podcast, como para mi blog.
Pues esto ha sido todo por hoy, nos leemos en breve de nuevo.
¡Hasta la próxima!
No tantos, ni tanto como me hubiera gustado, pero si al menos para poder hacer balance de unas cuántas cosas y poder desconectar plenamente a ‘ratitos’.
Cosas que, por otra parte, están incluidas.
La aplicación que utilizo para lanzar estas newsletter.
Volveré con este tema y hablaré sobre ello con más detenimiento, ya que creo que es un movimiento ‘cíclico’ que se repite siempre que surge el ‘descubrimiento’ de un ‘nuevo reino en el que destacar’.
Estoy redactando esto el domingo 12 de enero de 2025 a las 19:00.
Llamar cosecha a planchar tres zanahorias, dos cebollas, dos puerros, una lechuga y un poco de albahaca me parece demasiado osado, pero yo que sé, cada uno se entretiene con lo que quiere.
Ya te he recomendado cosas de él por aquí.
No te lo voy a destripar, como diría Arturo Pérez Reverte.
Bueno y cierta ‘egopatía’ galopante.
Esto me lo he sacado del título de un libro de mi filósofo alemán-coreano de cabecera: Byung-Chul Han.
Genio! A seguir cultivando, con paciencia, observando los ritmos de la naturaleza... te lo digo y me lo digo. Para que sepamos frenarnos cuando aparezca nuestra visitante habitual llamada ansiedad.