Tío, no tengo tiempo
Una reflexión de cierre de año acerca de cómo utilizamos esta expresión como excusa para no definir bien nuestra prioridades vitales.
El tiempo ha sido un tema recurrente en varias de las newsletter de este año 2024… por no decir que es un tema recursivo en muchas de las cosas que he escrito y que, seguramente, escribiré en el futuro.
Empecé el año hablándote de ello, a través de regalarte tiempo y apreciar esos ratitos que pasas con los tuyos, sean quienes sean para ti ‘los tuyos’
Tiempo es, también, lo que me ha faltado1 en algunas ocasiones para ‘dar tecla’ y fluir con calma por aquí.
Muchas, quizás demasiadas, han sido las ocasiones en las que he tenido que tirar del recurso de la pausa, ‘Otras flipadas’ o simplemente de traerte newsletter ‘especiales’ para rellenar ese hueco de quince en quince días. A la vez, eso es precisamente en lo que no quiero que esto se convierta, rellenar un hueco en la agenda cada quince días.
Creé esta newsletter para intentar marcarme una rutina que me ayudara a compartir de forma honesta y transparente temas que me pasan en el día a día, o aprendizajes que voy interiorizando, al tiempo que intentaba volver a arrancar con la rutina del blog, la ‘eterna’ tarea.
De ‘no tener tiempo’ es de lo que te quiero hablar para cerrar el año 2024. Sí, un tema quizás extraño entre tanto blog post y tanta newsletter sacando recaps de lo vivido en 2024 como si no hubiera un mañana2.
Como he compartido contigo en múltiples ocasiones, tengo una batería bastante grande de temas sobre los que escribir, el problema, o el reto, que me parece gramaticalmente más positivo, es no haber ‘querido’ generar ese espacio para darle a cada tema el mimo que se merece, con ese horizonte quincenal que yo mismo me he marcado.
Este tema en concreto: “Tío, no tengo tiempo”3 lleva en mi Notion desde finales de 2023. Como diría el típico chiste malo: “El colmo de alguien que habla mucho del tiempo, y sobre todo de cómo optimizarlo más, es no tener tiempo para hablar sobre el tiempo”.
No te creas, esto entre tú y yo, que estoy ‘alargando’ esto por gusto, esta reflexión, probablemente, no tendrá un formato estándar, de esos bien definidos para SEO con subtítulos cada trescientas palabras, como mandan los cánones.
Esto es una reflexión abierta, escribir para soltar, soltar para aprender, aprender para compartir y compartir para debatir. Debatir, esa era (y es) una de las bazas que tenía este año con ‘Dando Tecla’, baza que no se ha cumplido4. Así que, vamos a ver si con esto de cerrar un año y abrir otro, la cosa cambia un poco y alguien se anima a compartir sus reflexiones en abierto.
Volviendo al tema que nos trae aquí, voy a seguir el esquema que me he marcado con un pequeño ‘micro-guión’ de ‘puntos clave’ para no perder mucho el hilo.
¡Allá vamos!
¿De verdad no tienes tiempo?
La justificación es uno de esos sesgos con los que cargamos todos. Sé que esto puede escocer5, pero seguramente cuando dices: “Tío, no tengo tiempo”6, lo que realmente quieres decir es:
“No quiero darle prioridad a eso”
“No quiero hacer eso”
“No me interesa ponerme con eso ahora”
“Prefiero hacer otra cosa, pero tengo que justificarme no hacer esta”
[Puedes seguir añadiendo a la lista al gusto]
Este reflexión no es sólo mía, hace poco estaba escuchando un capítulo del podcast Lo Que Tu Digas (de Alex Fidalgo) en el que la persona a la que interpelaba, Saúl Sánchez, especialista en nutrición deportiva, venía a decir algo parecido:
“Seguramente cuando dices que no tienes tiempo […] a lo que te estás refiriendo en realidad es a que no quieres priorizarlo […] Si quieres darte cuenta de si tienes tiempo o no, mira la cantidad de tiempo que pasas con el móvil, en Instagram o viendo Netflix”
Esta breve reflexión7 es lo que marca el cambio de contexto que quiero compartir.
Evidentemente, antes de que pueda llover algún que otro palo por aquí, tengo que decir que el entorno es importante e influye mucho. Está claro que si estás en situaciones cómo las de ser madre, o padre, tener alguna carga familiar importante o algún tipo de enfermedad que te limite, hace que tus prioridades estén más claras ó definidas8.
Pero, generalmente, usar el recurso del ‘tiempo como excusa’, no deja de ser eso, una excusa para no centrar nuestro foco en cosas que igual deberías estar haciendo.
Si no tienes tiempo de leer, plantéate si es realmente lo que quieres hacer o si es tu entorno el que te está condicionando por algo. Si es realmente lo que quieres hacer, valora el coste de oportunidad, dale prioridad y ponte a ello.
Esto, que es un ejemplo como otro cualquiera, trasládalo a cualquier cosa que se te ocurra: empezar a correr/entrenar, llamar a un amigo ó a tus padres, empezar con un hobby/hábito, desconectar, escribir, pintar… Y puedes seguir así con mil cosas más que se te ocurran.
Si no me crees, o vas a responder con la típica frase9 de “Ya, ya, eso es muy fácil de decir, pero yo realmente no tengo tiempo”, te voy a poner en situación, y creo que este ejemplo ya lo he usado con anterioridad:
Hasta el año 2015, esta frase: “no tengo tiempo”, era una de mis frases de cabecera10. Ese año, le diagnosticaron un cáncer de pecho a mi madre. Como un golpe seco encima de la mesa, mis prioridades cambiaron en ese momento, no al cien por cien, por supuesto, seguía teniendo responsabilidades que sacar adelante, un alquiler que pagar y todas esas cosas del día a día. Pero esa dichosa frase de “no tengo tiempo”, empezó a cobrar otro sentido y el tiempo, ‘mágicamente’, apareció.
¿Cuál fue la gran diferencia? Pues básicamente, ordenar mis prioridades: la prioridad principal pasó a ser aprovechar el máximo tiempo posible con ella, todo lo demás, era secundario.
Estos puntos de inflexión, de los que ya te he hablado en múltiples ocasiones11 , son unos ‘alineadores de tiempo’ increíbles12 y hacen que tu foco y tus motivaciones cambien, si no por completo, al menos en gran medida.
Lo que quiero decirte con esto, y temiendo a que suene a frase de ‘coach’ muy manida, es que:
Lo importante no es el tiempo, es lo que decides hacer con él.
Siempre tenemos barreras, siempre tenemos frenos, nos auto-imponemos limitaciones o simplemente dejamos que la ‘rutina’13 nos arrastre. Saber cómo sortear esas barreras es un reto, pero los retos están, al fin y al cabo, para afrontarlos.
Como ya he compartido contigo:
El tiempo es lineal y no podemos cambiarlo.
(Al menos de momento) así que, la próxima vez que te venga esa frase a la cabeza: “Tío, no tengo tiempo”, párate, sólo un segundo y pregúntate un momento si realmente no tienes ese tiempo ó si simplemente estás priorizando, probablemente sin darte cuenta, otras cosas que no te están aportando lo que éstas si te aportarían.
Bonus track
Como no quería que esto se acabará con una reflexión ‘al aire’, quería compartir contigo que esta será una de las cosas que pondré en marcha en 2025.
Aún estoy dándole un poco de forma y terminando de perfilar el ‘cómo y el qué’, pero tendré algo listo para ayudarte (si así lo consideras) a dejar de decir esa frase y poder organizar tus prioridades (y tu tiempo) para que puedas hacer, y vivir, mejor.
Mientras tanto… ¡Feliz Año Nuevo!
Nos leemos en 2025.
¡Gracias por estar ahí! Y ¡Hasta la próxima! 👋🏼
Sobre esta expresión va gran parte de la newsletter de hoy Sobre esta expresión va gran parte de la newsletter de hoy.
Bueno, para serte del todo sincero, ese recap caerá en mi blog post y en LinkedIn en forma de aprendizajes compartidos dentro de Pulsa el Botón.
Y la otra variante de título que tenía: “Tío, voy pilladísimo”.
O no lo ha hecho tanto como a mi me gustaría.
A mí es al primero que me escuece día sí y día también.
O tía, el género no es lo más importante.
Que no tiene nada de especial y seguramente la habrás leído y/o visto en muchísimos sitios.
¡Ojo! Que ni siempre pasa.
Que también es otra excusa para la inacción.
Y lamentablemente, es una trampa en la que sigo cayendo mucho más de lo que me gustaría reconocer.
Y de los que también te han hablado muchas personas que han pasado por Pulsa el Botón.
Iba a decir “cojonudos” y yo mismo me vi corrigiéndome, pero como me apetecía decirlo, lo meto como nota al pie.
Y cierto cansancio social.